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EE UU, la UE y la OTAN acusan a China de lanzar una campaña global de ciberataques


AMANDA MARS

 EL PAIS


Estados Unidos, la Unión Europea y los países aliados de la OTAN han acusado este lunes al régimen chino de haber orquestado una campaña global de ciberataques que incluye el pirateo de los sistemas de correo electrónico de Microsoft, que son los utilizados habitualmente por las grandes empresas, gobiernos y contratistas de defensa en el mundo. Se trata de la primera declaración de la OTAN que señala a Pekín como responsable de una agresión informática.

La denuncia conjunta, aunque no plantea ninguna represalia hacia Pekín, apunta un cambio hacia un tono más duro por parte de los aliados de Washington después de que la Administración de Joe Biden haya pedido más determinación de las democracias liberales hacia las “las actividades dañinas” del régimen. La OTAN señaló a China en su cumbre del pasado junio como uno de los grandes desafíos de seguridad global.

La Casa Blanca denunció en un comunicado que “el patrón de comportamiento irresponsable” de Pekín resulta “incoherente” con su objetivo de ser visto “como un líder responsable en el mundo”. Por su parte, el Alto Representante de la UE para la Política Exterior, Josep Borrell, dijo en un comunicado en nombre de los Veintisiete que la UE continúa urgiendo a China a que “no permita que su territorio se utilice para actividades cibernéticas maliciosas”.

Microsoft informó a principios de marzo de que tanto grandes empresas como agencias gubernamentales usuarias del servicio de correo de Microsoft habían visto comprometida su seguridad en una operación que ya entonces veían vinculada al régimen de Xi Jinping. En concreto, afirmó que los piratas del grupo Hafnium, que opera desde China, estaban explotando brechas de seguridad en los servicios de mensajería Exchange para robar datos de los usuarios comerciales. Se calcula que hubo un mínimo de 30.000 organizaciones víctimas.

La ciberseguridad es una preocupación creciente en Estados Unidos, que ha sufrido recientemente el asalto a una infraestructura tan estratégica como el gran oleoducto de Colonial, una arteria básica para la costa Este, que tuvo que cesar su actividad durante unos días por el ataque de un grupo criminal civil. En ese caso, Washington señaló al Kremlin por no poner coto a este tipo de delincuentes, alegando que operan desde su territorio. Esta semana la Casa Blanca también apuntó a China y a Rusia como origen de la desinformación relativa a las vacunas contra el coronavirus.

Esta iniciativa abre otro frente entre China y Estados Unidos, potencias enfrentadas en el terreno comercial y tecnológico, así como en la carrera armamentística y hasta en la espacial, que viven el peor momento de sus relaciones en décadas. Desde que llegó a la Casa Blanca, además, Joe Biden ha redoblado sus denuncias antes la escalada autoritaria de Pekín y la violación de derechos humanos. El presidente intenta que el resto de aliados también eleven la presión, pese a la importancia del gigante asiático como socio comercial.

“Un grupo inédito de aliados y socios, incluyendo la Unión Europea, Reino Unido, Australia, Canadá, Nueva Zelanda, la OTAN se unirán a Estados Unidos para exponer las actividades cibernéticas maliciosas del ministerio de la Seguridad chino”, había avanzado una fuente de la Administración estadounidense en una llamada telefónica a la prensa poco antes del anuncio forma.

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