Mauricio Macri: «En Argentina quien manda es Cristina Fernández»
CARMEN DE CARLOS
ABC
Mauricio Macri no duda cuando ABC le pregunta: ¿quién manda en Argentina?: «Manda Cristina (Fernández)», responde. El presidente de Argentina entre 2015 y 2019, de paso en Madrid para presentar su libro ‘Primer tiempo’ y participar del XIV Foro Atlántico, reacciona con un gesto adusto al pedirle que confirme si Alberto Fernández es, como le decían a Néstor Kirchner en Argentina respecto a Eduardo Duhalde, ‘el chirolita’ (ventrílocuo) de la actual vicepresidenta. Macri, más condescendiente, prefiere desarrollar su propuesta de «integrar los bancos centrales de Brasil y Argentina» y buscar una moneda única: «Claro, Argentina tiene que ir a una integración macroeconómica con Brasil, con todo el Mercosur (Mercado Común Suramericano)».
Al paso, en las escaleras de la Casa de América, el primer presidente en democracia no peronista en terminar su mandato, propone: «Lo ideal sería que los cuatro países (Argentina, Brasil, Uruguay y Paraguay) tuviéramos una moneda única». Eso, añade, «es una propuesta que hago como solución para lograr la estabilidad macroeconómica que el país necesita». ¿Estará en su programa si intenta una reelección en 2023?, insiste ABC. «Lo propongo, independientemente de que me presente o no me presente» como candidato, una incógnita que no desvela.
Macri se mueve con soltura, sin escoltas ni ejército que le cubra las espaldas. Le piden dedicatorias en el libro donde hace repaso y memoria de sus cuatro años en la Casa Rosada; los argentinos que le reconocen buscan una fotografía a su lado y ejecutivos con intereses al otro lado del Atlántico le trasladan su preocupación, compartida, por la deriva del país.
Estrella presencial en la convocatoria de este Foro bautizado, ‘Iberoamérica: democracia y libertad en tiempos recios’, (casi un homenaje a Mario Vargas Llosa, presidente de la fundación que lo organiza) el expresidente argentino lamenta, en el escenario, que «están desmantelando las cosas que funcionaban» de su Gobierno. «Con la excusa de la pandemia avasallan libertades y se impide la libre circulación», en alusión al cupo de entrada de 600 personas impuesto por Alberto Fernández, que ha dejado varados a cientos de argentinos que «salieron a vacunarse en otros países porque en Argentina no compraron las vacunas a tiempo».
La «gestión del coronavirus ha sido un desastre», le reconoce a Álvaro Vargas Llosa, maestro de ceremonias con Gerardo Bongiovanni, director de la Fundación Internacional para la Libertad. «La democracia está amenazada», afirma y ofrece ejemplos. «El Poder Judicial, la Constitución, los derechos humanos» se violentan con un objetivo: «Lograr la impunidad» de la expresidenta, de buena parte de los ministros que formaron parte de su Gabinete y de sus colaboradores más estrechos.
El ‘law fare’
El recurso del ‘law fare’, una figura comodín de la viuda de Néstor Kirchner que utiliza con el argumento de que los jueces no aplican justicia sino que «persiguen a los adversarios políticos», es, insiste, «lo que hacen ellos» y recuerda el acoso a «mí, a mi familia y a varios integrantes de mi Gobierno». Aunque no lo menciona en el estrado, el actual presidente de la Fundación FIFA apunta a la decisión de declarar la quiebra del Correo Argentino (del Grupo Macri). Los analistas coinciden en que los efectos de esa virtual estatización podrían servir en bandeja un fraude en las elecciones legislativas de noviembre.
Pero Mauricio Macri se esfuerza en mostrarse optimista de cara al futuro resultado de las urnas: «La batalla final es en noviembre, empieza el final del populismo», asegura confiado en que su coalición, Juntos por el Cambio, pueda impedir una mayoría del oficialista Frente de Todos. Entre otras razones, porque, afirma, «el Gobierno -con la creación de nuevos impuestos- cree que los ciudadanos somos sus esclavos, gobierna por decreto de necesidad y urgencia», pero ya hay «una masa crítica que puede corregir esta situación». «El aprendizaje -añade- es doloroso pero los argentinos aprendimos», asegura. Sus expectativas alcanzan mayor peso cuando recuerda que en poco más de año y medio, el actual Gobierno ha generado «más de un 60 por ciento de pobreza, una inflación superior al 60%» y eso, subraya, “con las tarifas de los servicios públicos congeladas».
Con la tensión en el Mercosur expuesta por las diferencias entre Alberto Fernández y el presidente de Uruguay, Luis Alberto Lacalle Pou, apoyado por Jair Bolsonaro, Mauricio Macri apuesta por «más integración» y «apertura». Habla de autocrítica, de cómo haría las cosas de nuevo, de la «máquina de impedir» que fue una oposición que tenía mayoría en las dos Cámaras, de los sindicatos que le tuvieron en el punto de mira, del ‘gradualismo’ para aplicar sus políticas, de su decisión de no arrojar la cruda herencia que recibió al rostro de «una población sin conciencia de crisis».
Ahora es diferente, «nadie va a poder no darse por enterado», garantiza. En este contexto de «profunda crisis», advierte la urgencia en «restablecer los equilibrios macroeconómicos». Si volviera a la Casa Rosada, asegura que se centraría en «generar empleo» y «a profundizar la democracia y el correcto ejercicio del poder». «Necesitamos -añade- un shock que genere credibilidad para que vuelvan las inversiones».
Inverosímil terminar el Foro sin que aparezca el mito del peronismo, Mauricio Macri defiende y matiza: «El menemismo fue un peronismo democrático y aperturista». Una última reflexión en forma de sentencia pone el punto final: «el kirchnerismo ha secuestrado al peronismo».
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