ESPAÑA: Sánchez revoluciona el gobierno: sacrifica a sus fieles y tiende puentes con sus críticos en el PSOE
VICTOR RUIZ DE ALMIRON
ABC
Pedro Sánchez ejecutó ayer una profunda crisis de Gobierno con la que marcará un antes y un después en la legislatura. Tras la decisión política de conceder los indultos a los presos independentistas y tras la dura derrota del PSOE en las elecciones del pasado 4 de mayo en la Comunidad de Madrid, el presidente del Gobierno ha buscado un golpe de efecto que deje atrás los peores momentos de la legislatura. Intentando orientar los 30 meses que quedan de mandato, si no anticipa las elecciones, a la gestión de la pospandemia y a la necesidad de exprimir la recuperación económica. El Gobierno piensa que las próximas elecciones van a jugarse en el terreno económico y social.
La crisis de Gobierno se daba ya por hecho, pero Pedro Sánchez había jugado al despiste en los últimos días. Asegurando que «no era su prioridad». Apenas 48 horas después de asegurar por última vez ese extremo, el presidente del Gobierno acometió una revolución en la que caen algunos de sus principales colaboradores. La catarsis en el Ejecutivo es total.
Como se especulaba, la vicepresidenta primera del Gobierno, Carmen Calvo, abandonará su puesto como coordinadora de la acción gubernamental. Su salida no fue una sorpresa. El gran shock de la jornada llegó cuando se confirmó una salida de la estructura gubernamental pero no en el Consejo de Ministros: Iván Redondo deja de ser el jefe de gabinete de la presidencia del Gobierno. La segunda sorpresa fue la salida del Consejo de Ministros de José Luis Ábalos, hasta ahora a cargo del poderoso ministro de Transportes. Estas tres salidas significan la completa alteración del anillo de poder en torno al presidente del Gobierno. Mientras estas tres personas caen, siendo todas ellas fundamentales aunque de diferente manera en la llegada al poder de Pedro Sánchez, emerge con fuerza la figura de Félix Bolaños. El hasta ahora secretario general de la presidencia del Gobierno era ya uno de los principales colaboradores del presidente, como se encargó de subrayar el propio Sánchez durante su comparecencia.
Bolaños ya tenía un enorme poder e influencia. Su nombramiento como nuevo ministro de la Presidencia, Relaciones con las Cortes y Memoria Democrática, lo sitúa como sucesor de Carmen Calvo en la coordinación del Gobierno. Con la salida de Calvo y Ábalos se van los dos rostros de mayor peso político del Gobierno. Además, María Jesús Montero mantiene el ministerio de Hacienda y suma las competencias de Función Pública. Pero pierde la portavocía. Por tanto, los tres portavoces principales del Ejecutivo dan un paso atrás. De cara a la comunicación de puertas para fuera del Ejecutivo el cambio es radical.
La estructura del nuevo Gobierno no deja entrever de forma clara quién puede considerarse el ‘número dos’ del Ejecutivo. Y es ahí donde se enmarca la entrada de Bolaños en el Gobierno. Aunque su figura es mucho menos mediática, la nueva estructura apunta a él como el principal colaborador del presidente.
‘El Gobierno bonito’ con el que Sánchez debutó como presidente queda superado. Aunque se mantienen siete de los ministros que arrancaron con él hace poco más de tres años, la apuesta por cambiar de ciclo es evidente. Además, el tipo de remodelación que Sánchez ha llevado a cabo se diferencia de aquella en que destacaron nombres de menos carga política pero con más resonancia mediática. Pero sin duda la característica principal de estos cambios tiene que ver con la sorprendente apuesta de Pedro Sánchez por tender puentes con los sectores del PSOE más suspicaces a su figura. La propia marcha de Redondo fue, en términos generales, muy bien acogida por el partido. Aunque había también ayer quienes no olvidan que ha sido una figura fundamental en una estrategia que permitió al PSOE recuperarse como activo electoral.
Ábalos y su marcha
Pero la simple marcha de Redondo no podría interpretarse como un triunfo del aparato del PSOE sin aproximarse al resto de movimientos. José Luis Ábalos determinará en los próximos días, según su entorno, si continúa al frente de la secretaría de Organización. El PSOE celebra un Congreso Federal el próximo octubre y la reorganización ya ha empezado. Lo más relevante sin duda es la persona que sustituirá a Redondo. El nuevo jefe de gabinete de la presidencia del Gobierno será Óscar López. Exsecretario de Organización del PSOE en la etapa de Alfredo Pérez Rubalcaba, formó parte del núcleo de Sánchez al final de su primer mandato. Pero, como tantos otros, interpretó que la carrera política de Sánchez había acabado el 1 de octubre de 2016 cuando fue expulsado de la secretaría general del PSOE.
López apoyó entonces la candidatura de Patxi López. Y como tantos antiguos sanchistas abandonó los espacios de poder en el socialismo cuando Sánchez recuperó la secretaría general del PSOE en las primarias de 2017. El vínculo inicial con Sánchez se retrotrae a los tiempos en las juventudes socialistas, y a la época en la que ambos junto a Antonio Hernando eran los «hijos políticos» de José Blanco. López fue el primero de los tres que despuntó. Sánchez, el último. Tras el triunfo de la moción de censura, ese vínculo sirvió para darle un acomodo como presidente de Paradores. Es el puesto que ha ocupado estos tres años. Algo que sabía poco a muchos en el PSOE que consideran a este licenciado en Políticas con estudios en Derecho y Economía Internacional uno de los grandes activos del PSOE dentro de su generación.
Más peso para las mujeres
Aunque López tiene esa identidad propia y ese pasado que le liga a Sánchez, su figura entronca también con la figura de Rubalcaba. «Va en la buena dirección», apuntaban ayer desde una de las federaciones más críticas con Pedro Sánchez. Un comentario que hacían extensivo a la figura de Isabel Rodríguez. La hasta ahora alcaldesa de Puertollano apostó por Eduardo Madina en las primarias de 2014 y por Susana Díaz en el proceso de 2017. Y ahora Pedro Sánchez la sitúa como ministra de Política Territorial y portavoz del Gobierno. Ahora será ella, una mujer de Ciudad Real, y no el líder del PSC, Miquel Iceta, quien se siente con la Generalitat de Cataluña en la comisión bilateral entre ambos gobiernos. En el PSOE la sorpresa es mayúscula. Sánchez ha transmitido por primera ve de forma clara con los movimientos de ayer que el recuerdo a los sucesos de 2016 no es ya una de sus guías de actuación.
Además de Rodríguez, entran en el Gobierno otras cuatro mujeres. El presidente Sánchez compareción en La Moncloa para destacar que con los cambios aprobados un 63% del Consejo de Ministros estarán compuestos por mujeres. Tras el servicio prestado con la concesión de los indultos, Juan Carlos Campo abandona el ministerio de Justicia tras apenas un año y medio en el cargo. Su puesto lo ocupará la actual presidente del Senado, Pilar Llop. Una apuesta recurrente de Pedro Sánchez en todos sus movimientos. Su nombre es habitual en las quinielas para el futuro del PSOE de Madrid.
Raquel Sánchez será la nueva ministra de Transportes. Es la alcaldesa de Gavà, municipio barcelonés, y pertenece al PSC. Los socialistas catalanes asumen la potente cartera que gestiona las infraestructuras de toda España. Aunque el ministerio pierde de forma clara peso político al perder como titular a José Luis Ábalos. La nueva ministra de Educación será Pilar Alegría, hasta ahora delegada del Gobierno en Aragón. Aunque en su caso hace tiempo que recondujo su relación con el aparato sanchista, no hay que olvidar que Alegría llegó a ser portavoz de la candidatura de Susana Díaz en las primarias contra Pedro Sánchez. Es diplomada en Magisterio y sustituirá en el puesto a Isabel Celáa.
La otra mujer que se incorpora al Ejecutivo es la alcaldesa de Gandía, Diana Morant, será la nueva ministra de Ciencia e Innovación, en sustitución de Pedro Duque. Un movimiento también con implicaciones en los equilibrios de poder del socialismo valenciano en el que todo el sector tradicionalmente afín a José Luis Ábalos queda desconcertado. Todos estos relevos tienen también un importante componente de relevo generacional no solo en el Gobierno sino en el partido de cara a los procesos electorales de 2023.
La solución Albares
Uno de los cambios más trascendentes, pero a la vez menos sorprendentes, es la salida de Arancha González Laya como ministra de Asuntos Exteriores. Gravemente golpeada por la crisis con Marruecos, Laya abandona su puesto y Sánchez coloca en su lugar a José Manuel Albares. Actual embajador de España en Francia, Albares fue entre 2018 y 2020 el secretario general de Asuntos Globales en la presidencia del Gobierno. Esto es, el principal asesor del presidente del Gobierno en asuntos internacionales. Su sombra en las cumbres internacionales y principal negociador con las delegaciones internacionales.
Además de los ministros que salen del Ejecutiva, una víctima colateral de esa crisis es Miquel Iceta. El líder del PSC llevaba apenas unos meses al frente de la cartera de Política Territorial y Función Pública. Y en muchos mentideros se apuntaba a que mejoraría su posición. Algunos lo situaban incluso en la portavocía o en una vicepresidencia política. Pero ha sucedido todo lo contrario. Será el cuarto ministro de Cultura y Deportes de Sánchez en tres años. Al situarlo en esa posición se saca del Ejecutivo a José Manuel Rodríguez Uribes.
Su marcha, unida a la de Campo y Laya ratifica cómo se han diluido buena parte de los ministros que Sánchez llamó a filas en enero de 2020. Mientras que figuras como Margarita Robles, Defensa, o Fernando Grande-Marlaska, Interior, ambos muy señalados por las cuitas internas en el Ejecutivo, se mantienen en sus importantes carteras. También se mantiene en el cargo el ministro de Agricultura, Luis Planas. Sánchez sigue confiando en él para llevar esa cartera y se resiste a promocionarlo a la cartera de Exteriores. Aguanta en el Gobierno la ministra de Industria y Turismo, Reyes Maroto, pese a que su nombre se daba por amortizado en muchos espacios. Pero su continuidad es un síntoma de estabilidad ya que con ella se mantiene el grueso del área económica.
María Jesús Montero mantendrá el control sobre las cuentas públicas desde el Ministerio de Hacienda. Suma las responsabilidades de Función Pública. Nadia Calviño seguirá al frente del área económica. Incluso el cuestionado José Luis Escrivá sigue al frente de la cartera de Seguridad Social. Con la excepción de Ábalos, las carteras económicas mantienen a sus titulares.
Incluida por su puesto Yolanda Díaz como ministra de Trabajo y vicepresidenta segunda del Gobierno. En Unidas Podemos celebraban ayer que la remodelación no hubiese afectado a sus carteras. Algo que es fruto de la negociación en los últimos días entre Sánchez y Díaz. La posibilidad de abordar una reducción ministerial que también afectase a Podemos estuvo encima de la mesa. Pero fuentes de Podemos destacan que sin excesiva dificultad se acordó que lo mejor para la coalición era no restar más peso al socio minoritario. A su vez, Díaz determinó que tampoco iba a ejectuar ningún cambio dentro de su cuota. Al menos por ahora.
En Unidas Podemos interpretan que con estos cambios Sánchez quema sus cargos políticos de más peso pero también los más quemados. Al no promocionar a Iceta y prescindir de Ábalos y Calvo, Sánchez ejecuta unos cambios con mirada orgánica. Pero sin el peso político de los predecesores. Y en este nuevo escenario Díaz no tendrá delante a un vicepresidente político del PSOE. Aunque ese rol lo asumirá de facto Bolaños. Ellos dos junto al propio presidente serán los tres rostros más políticos del nuevo Gobierno.
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