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 LA HAMBRUNA QUE ACECHA A COREA DEL NORTE


JAIME SANTIRSO


Ciencia complicada la norcoreanología. Obliga al estudioso a escrutar con atención cada nimio detalle, como el peso del líder, en busca de resquicio alguno que permita vislumbrar qué sucede en el interior del país más hermético del mundo. Aún más desde que el año pasado el régimen derribara los puentes con el resto del mundo, de por sí escasos, como medida de protección ante la emergencia de la pandemia. Un blindaje que ha sumido a Corea del Norte en el silencio y amenaza con provocar una desastrosa carestía de alimentos que ya podría haber empezado.

«No creo que no hayan tenido ningún caso»

La gestión de la crisis sanitaria y sus consecuencias resultan un misterio a partir del aislamiento que, según las autoridades norcoreanas, habría surtido efecto. Estas han mantenido en todo momento que el país no ha registrado un solo caso de covid entre sus 25 millones de habitantes; aseveraciones recibidas con escepticismo por la comunidad internacional. «No, no creo que no hayan tenido ningún caso, porque el virus empezó en China antes de que cerraran la frontera y hay mucho tráfico entre ambos países; aunque imagino que no habrán alcanzado niveles críticos porque actuaron pronto», señala Ramón Pacheco Pardo, catedrático KF-VUB Corea de la Universidad Libre de Bruselas y profesor titular en el King’s College de Londres.

«Una gran crisis»

La situación, no obstante, podría haber empeorado en los últimos días. Kim Jong-un encabezó la semana pasada una reunión del politburó del Partido de los Trabajadores en la que recriminó la «negligencia frente a decisiones importantes». «Un grave incidente ha creado una gran crisis para la seguridad del país y sus ciudadanos», sentenció el líder en declaraciones compartidas por la agencia estatal de noticias, KNCA. Entre los castigados por este misterioso desastre está Ri Pyong Chol, antiguo responsable del programa nuclear norcoreano, quien parece haber sido degradado. «No tenemos suficiente información verificada sobre el contexto actual, pero a partir de los comunicados oficiales y los informes con acceso doméstico podemos intuir que no es bueno», apunta Soo Kim, investigadora política para Rand Corporation y exanalista de la CIA.

«El organismo se ha comprometido a tratarlo como un país más, pero eso no sucederá hasta que completen todos los pasos»

En el resto del mundo el regreso a la normalidad tiene forma de jeringuilla, pero en Corea del Norte no está tan claro. El régimen ha solicitado su incorporación al fondo de acceso global COVAX, el cual adelantó en febrero que casi 2 millones de vacunas llegarían a Pyongyang a lo largo de la primera mitad del año, envío que no ha podido completarse todavía. «Corea del Norte ha puesto trabas a la hora de cumplir con el proceso exigido para la recepción, como permitir la entrada de inspectores extranjeros. El organismo se ha comprometido a tratarlo como un país más, pero eso no sucederá hasta que completen todos los pasos», explica Pacheco Pardo.

Carestía a partir de agosto

De acuerdo a datos del portal especializado ‘NK Pro’, los intercambios internacionales de Corea del Norte pasaron de 398 en 2018 a tan solo dos en 2020. En 2021, ninguno. Esta reclusión, a la que se añaden desastres naturales –varios tifones golpearon las costas del país el verano pasado– y el peso perenne de las sanciones internacionales, representa la primera causa de una creciente escasez de alimentos. En abril, Kim llamó a sus súbditos a prepararse ante «la peor de las situaciones», una nueva «ardua marcha», en referencia a las hambrunas que durante la década de los noventa –tras varias sequías y el colapso de la Unión Soviética– habrían acabado con la vida de hasta 2 millones de personas, un 10% de la población.

«Corea del Norte no puede producir suficiente»

«Ya antes de que la representación diplomática extranjera abandonara el país había rumores sobre la carestía de alimentos en la capital. Cuanto más al norte, más dependen del comercio con China, por lo que cabe esperar que la situación sea peor», comenta Pacheco Pardo. Según informaciones de ‘NK News’, el precio del arroz se habría doblado y el kilo de plátanos, por ejemplo, se estaría vendiendo a 38 euros. «Corea del Norte no puede producir suficiente, lleva décadas así, necesita ayuda para alimentar a la población», añade el académico.

Un informe publicado esta semana por la Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y Agricultura (FAO) calculaba que Corea del Norte necesitará 860.000 toneladas de comida este año y advertía que podría experimentar un «periodo de escasez severa» a partir del mes que viene. «Es muy importante proporcionar asistencia», solicitaba Lee In-young, ministro surcoreano de Unificación, a la comunidad internacional. Corea del Norte confía también en China, su primer socio comercial y de quien recibe alimento, fertilizantes y combustible. «China y Corea del Norte tienen una larga tradición de ayuda mutua ante las dificultades», concedió esta semana el portavoz de Exteriores chino Wang Wenbin.

La apariencia «demacrada» de Kim

La preocupación por los suministros coincide con la imagen de Kim Jong-un en su última aparición, más delgado que de costumbre. De acuerdo a estimaciones del servicio de inteligencia surcoreano publicadas por el diario ‘Chosun Ilbo’, el líder habría perdido 10 de sus 140 kilos. Esto ha devuelto a la palestra la dimensión política de su salud, dado que carece de heredero claro. Ya el año pasado llegó a especularse con su fallecimiento tras más de mes y medio alejado de los focos.

«Su adelgazamiento puede emplearse para reflejar que el líder también sufre»

Los expertos coinciden en apuntar el relato propagandístico construido a partir de esta pérdida de peso. «En Corea del Norte, donde la obesidad todavía se asocia con la riqueza, su adelgazamiento puede emplearse para reflejar que el líder también sufre», apunta Kim Soo. La televisión estatal recogía, de hecho, las declaraciones de un ciudadano que se confesaba «descorazonado» ante la apariencia «demacrada» del dictador. Su estado de salud sigue, no obstante, siendo un misterio. Una vida mejor empieza por hacer dieta siempre que esta, como bien saben los norcoreanos, sea voluntaria.

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